1.11.11

El placer de leer. El placer de pensar (I)

Los cambios tecnológicos generan crisis. No hay que tenerles miedo. Hay que asumirlos e intentar entenderlos. Y luchar porque no terminen con aquellos aspectos que necesitamos para vivir. Me preocupa qué pasará con los periódicos, ahora que todo está en la red. Me preocupa y me gusta reflexionar sobre ello.

En el viaje a Beirut, leí. Devoré. Un libro necesario. Una invitación a pensar. Poliédrica. El fin de los periódicos, se titula. De lectura obligada, ya lo siento, desocupado lector. Cada autor con una idea. Todas relacionadas con el final de la prensa. No hay que añadir escrita: no hay más prensa que esa.

¿Qué le ocurre a la prensa? ¿Por qué parece que va a desaparecer? La reflexión del prólogo: los que odian a los periódicos: jóvenes que no han leído nunca, veteranos de la carta al director, mujeres, paranoicos de la conspiración. La importancia del mediador. De todos los mediadores. El sueño de todos los tiranos, empezando por Gadafi, fue el de la comunicación directa con las masas. Cualquier cosa intermedia sobraba: por eso es tan importante que existan mediadores e instancias intermedias. La clave del periodismo, leo, no es la narración de historias veraces, es la selección de hechos. Es la configuración de lo que hay que conocer. El mundo sin periódicos es la postmodernidad en la calle: si todo es cierto y falso a la vez, si todas las noticias valen lo mismo, ¿qué criterios hay para seleccionar una noticia”?. La desoladora evidencia de las noticias más leídas en los digitales: un cocodrilo de treinta metros, unas fotos robadas a una famosa y un futbolista en Turquía; el canon postmoderno ha llegado al periodismo.

Aterra un mundo sin prensa. Hay que leer. Hay que pensar. Hay que rearmarse. Hay que negarse a asumir como discurso normal y políticamente correcto eso de que un diario es caro, porque vale un euro con veinte y ya está todo en Internet. Las personas que no leen son iletradas. Lo cual no está mal, pero no debería ser motivo de orgullo. Hay que combatir, hay que comprar. Hay que animar a comprar. Y despreciar a aquellos que nos miran con desdén cuando volvemos del quisco con la prensa. A los que piensan que para qué quieres leer si total ya sabes el alma que tienes... Y es que, no lo olvides, si nosotros callamos, ¿quién hablará?

PS: El periódico se parece a cualquiera de esos tipos que aparecen apuñalados en un callejón y nada más empezar a investigar el asesinato la policía se da cuenta de que lo difícil sería encontrar alguien que no hubiese querido matarles.

Espada, Arcadi: “La noticia postmoderna”, en Espada y Hernández Busto, (eds.): El fin de los periódicos. Duomo, Barcelona 2009. Páginas 7-17, Página 9.

1 comentario:

rebolloa dijo...

Estoy completamente deacuerdo en lo de comprar la prensa. Pero no hace falta, en mi opinión, comprarla en el kiosko. Yo compro El Correo de Vizcaya por internet los fines de semana, hay una versión para el ipad, y es como la versión original pero parecido a un documento de PDF. Leo también el Economist en versión digital. De nuevo tienen una aplicación para el ipad, y es lo mismo que leer la revista de verdad, al menos para mí.