6.11.11

El placer de leer. El placer de pensar (IV)

Eric Artelman publicó el siguiente artículo del libro en el New Yorker en marzo de 2008. Nos recuerda que Arthur Miller escribió una vez que “un buen periódico es una nación que dialoga consigo misma”. Y nos habla del Huffington Post; ese intento progresista de construir un nuevo periodismo en la costa este de los Estados Unidos. ¿Lo conoce lector? Pues se está perdiendo un sitio muy interesante de hacia dónde van, quizá, los medios. Y nos habla de los problemas de un sitio como ese: pocos contenidos originales, mucho chismorreo y poca calidad media. Una reflexión sobre el papel de Lippmann en los años veinte como configurador del periodismo: aquel oficio que debe servir para contarle a la gente lo que debe saber, y explicárselo. Una constatación amarga: ¿Qué papel juegan los reportajes en los medios que únicamente están en línea? Casi ninguno. ¿De verdad alguien piensa que los medios parásitos, tipo agregadores, van a mandar o a mantener gente en el Próximo Oriente o en Rusia para contarnos desde allí lo que pasa?

La prensa, y es quizá lo más interesante de la reflexión de Alterman, genera una narrativa compartida entre la comunidad en la que existe. Otorga sentido a la realidad. La configura. Y sobre esa realdad, sobre esos hechos, se hace la política. Era la idea, y lo recoge Alterman, de Anderson en su obra más célebre: las comunidades imaginadas. Todos formamos parte, en el mundo moderno, de al menos una: la nación a la que imaginamos pertenecer. En este sentido, el diario, el periódico, genera entre sus lectores una comunidad imaginada de gente que, sin conocerse, mantiene una identidad común. Común incluso entre aquellos que no leerán un periódico en su vida y, es más, están orgulloso de ello y no se recatan en decirlo públicamente.

A mí me lo van a contar, que me hice del Zamora a principios de los noventa, después de tirarme un verano entero leyendo las crónicas sobre su pretemporada en aquella Opinión recién nacida...



PS: [...] es imposible no pensar en lo que pasará no sólo con las noticias, sino con la misma democracia, en un mundo en el que ya no podamos apoyarnos en los periódicos que invierten sus incomparables recursos y su orgullo profesional para enseñarnos al resto de nosotros, aunque sea de forma imperfecta, lo que necesitamos saber.

Alterman, Eric: “Agotado. Vida y muerte del periódico norteamericano”, en Espada y Hernández Busto, (eds.): El fin de los periódicos. Duomo, Barcelona 2009. Páginas 41-63, Página 59.

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