26.11.11

La Puebla, o cuando premian a un hermano mayor...

Tengo, desde antes de hacer, una extraña relación con la Puebla. Es, siempre lo fue, el centro natural de la mi tierra. Todos giramos en derredor de ella. Ahí se guarecían los papeles cuando nadie sabía leer. Ahí nos cobraban los impuestos. Ahí se juraban las constituciones y ahí viajaban los diputados cuando venían a pedirnos el voto. Altiva, sobre un castro, la Puebla nos vigila, sobre todos a los que llegamos a ella por el noroeste. A los que somos el noroeste del noroeste. Nunca le regateé grandeza, aunque yo vengo de otros lugares y nunca he podido dejar de sentirme algo extranjero en sus calles. Una parte de mi viene del sierro, de los castaños de la Alcobilla, de los judíos, quien sabe, que ejercían oficios porque no podían trabajar la tierra. Vengo de la Sanabria que comerciaba, que vendía y compraba, y eso siempre se hizo lejos de la Puebla. La otra parte de mí, si es que sólo hay dos, viene de donde acaba la Sanabria media y empieza la alta Sanabria. Donde dos periferias se juntan. De un lugar donde la gente sólo bajaba a la Puebla para pagar. O para irse.

Ahora, cuando salgo por el mundo, la gente sólo conoce a la Puebla. Se lo ha comido todo. Es la vida. No es este un país para débiles. Es un país para aquellos que saben dónde van. Ahora nos la premian en Europa. Capital de la biodiversidad, en Bruselas. Y la prensa se acuerda de la Sanabria, y la cita como ejemplo. Sin tener Parque Natural, tiene más reconocimientos ya que el cercano Galende. Detrás hay un trabajo bien hecho. Un trabajo serio de mucha gente. Un trabajo que empezó hace muchos años y un trabajo en el que participaron muchos, cada uno en su medida; ahí estuvo Germán, ahí estuvo Lauro, ahí estuvo Pepe, ahí estuvo Paco Somoza. Algunos ya no están; ¿quién recuerda ahora a Nicolás Arias Torres, el cura de mi pueblo, universitario, que derribó las murallas de la villa y levantó la espadaña de la Iglesia hace ahora un siglo? Algunos ya no van por allí. Pepe Fernández, un magnífico alcalde, sigue al pie del cañón, demostrando que cuando uno es alcalde, o es líder o no es nada. Una parte importante del premio es suyo. Pero estoy seguro que para él no hay mejor premio que ver como sus vecinos de toda la comarca, cuando votan al partido popular en el Congreso, lo marcan a él para el Senado. Y todos nosotros, aquellos que somos de la tierra pero que vivimos en su periferia, seguiremos mirando de reojo, pero con orgullo, a esa Villa altiva que siempre ha ejercido de hermana mayor de todos nosotros.

PS: y en Galende, renovó Susi. Suerte para estos años...

No hay comentarios: