Ando con varias y dispersas lecturas.
Tengo casi acabado Después del Reich, de Macdonogoh. El tema empezó a interesarme con Sebald, gracias Jesús, y me sigue resultando atractivo: los otros alemanes, los que murieron al final de la guerra, cuando se la encontraron en casa. El concepto de “culpa colectiva” y de desnacificación. Se trata de un libro prolijo, denso, en el que se recorre la situación al final de la guerra tanto en los cuatro sectores alemanes como en Austria. Muchas respuestas a algunas de las preguntas de mi adolescencia: ¿cómo era posible que Austria no fuera miembro del mercado común hasta 1995? La lógica de la guerra fría. La inquietante música del tercer hombre. Le iré contando, desocupado lector.
El otro día me hice con una historia breve de Pedro I el justiciero, contada desde un óptica sevillana, cuidad que desconozco por cierto por completo. El intento de reconstruir la vida del monarca y de contextualizar su vida, frente a toda la leyenda negra que el bastardo hizo caer sobre él. Está mediado ya. Demasiado sevillano, a cambio, narración ágil y buena escritura.
Oscarnello me dejó el otro día en la cena un libro para seguir las huellas de Sabino, el paleto que, como no pudo ser alcalde de su pueblo, se inventó una religión política. Recuerdo a Antonio Elorza como un magnífico profesor, y recuerdo buen su tesis del nacionalismo como un fenómeno paseísta, y también su configuración del nacionalismo vasco como un ejemplo de transferencia de sacralidad de la religión a la política, y su atinada metáfora del Partido de Sabino como la Compañía de Jesús. Un placer de lectura.
Y por último estoy con un estudio del profesor Requena sobre redes sociales. Llegué a él a través de la imprescindible Revista de Libros y ahora me lo han dejado. Las redes como fenómeno social al que se suporponen las herramientas informáticas, tipo facebook. Una interesante reflexión sobre el capital social y sobre la necesidad, tantas veces manifestada, de que la ciudadanía participe en la vida pública. Ya le contaré, desocupado lector.
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