4.11.11

El placer de leer. El placer de pensar (III)

La siguiente reflexión del libro editado por Espada y Bustos, firmada por Philip Meyer, pone fecha al final del periodismo tal y como lo hemos conocido: abril de 2043. Ese día se editará el último periódico. Internet, dice Meyer, rompe el modelo comercial del periodismo: el coste cero de distribuir información y el coste casi cero de entrar en la red acaba con un negocio que costó siglos montar. Pero hay algo que la red no logra todavía ofrecer y quizá no lo logre nunca: la influencia de una marca, de una imagen; el poder de seducción y de credibilidad de una cabecera. La red está llena de ruido, y es muy fácil perderse en ella. Millones de referencias; cientos de mentiras. Adolescencia. Por eso los grandes sitios de noticias siguen siendo espejos de sus contenidos en papel. Los usuarios visitan elpais.es o elmundo.es porque detrás hay un periódico en papel. Sigue siendo necesario el papel del periodismo: conseguir que alguien coloque la información en su contexto y la procese para que el lector pueda digerirla. Por ello, reflexiona Meyer, la misión del periodismo no desaparece, por mucho que ahora el modelo de negocio sea mucho más confuso. Y ello es así porque seguirá habiendo un pequeño sector de la población que seguirá demandando información de calidad. Es un sector que siempre ha sido una minoría. Antes y ahora. Líderes de opinión, gente que siempre ha estado dos escalones por encima del resto. Más informada. Más culta. Más infeliz, claro. Una gente que siempre demandará información de calidad. La clave, por lo tanto, estará en la calidad. Y sólo los medios que la ofrezcan podrán diferenciarse del resto. Y sólo ellos podrán, quizá, sobrevivir. El resto, basura adolescente y morralla posmoderna a partes iguales. No se engañe, desocupado lector.


PS: Un mundo sin mediación periodística no es nada más que la extensión a la comunicación de masas del canon posmoderno: se trata de un mundo donde la comprobación de la veracidad de las noticias tiene una importancia relativa porque, al fin y al cabo, la verdad y la mentira no dejan de ser categorías culturales, códigos, meros pactos entre poderosos.

Espada, Arcadi: “La noticia postmoderna”, en Espada y Hernández Busto, (eds.): El fin de los periódicos. Duomo, Barcelona 2009. Páginas 7-17, Página 14.

1 comentario:

Hornuez dijo...

Ufff, no sé yo. Mira, amigo Perdiú, como se ha perdido para siempre el género epistolar. Un e-mail nunca podrá igualar aquellos pequeños libros que enviábamos, aquellas "Cartas que te dijesen cosas bonitas, como que vendrás a maullarme de contraseña en la madrugada..." se fueron ya y son imposibles de imaginar.