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13.2.23

La sal

Me puse en el avión con el número de verano de la Revista de Occidente. Sobre los saberes de la sal. Irregular, como suele pasar en verano. La sal como elemento de la divinidad y como elemento de separación entre la civilización y aquellos bárbaros "que no conoce el mar y no sazonan con sal los alimentos los alimentos que comen", tal y como se cuenta en la Odisea. La sal como condimento y la sal en la salud. 

Y unas notas sobre Lisboa del César, Antonio Molina

Bueno, sin más. 

7.8.22

El fondo de César Antono Molina

El gallego César Antonio Molina, insospechado ministro de Rodríguez Calomarde, ha donado parte de su biblioteca a los gallegos de la provincia de La Coruña. Más datos, aquí.  

17.7.17

Un poeta europeo

Aquellos poetas que llegaron tarde a mi generación. Y que lo hicieron, en ocasiones, gracias a Acantilado. Tengo ganas de ponerme con él y de hablar de él. 

Aquellos poetas que nos enseñaron, de la mano de César Antonio Molina, que "... Mi familia/ está dispersa por toda la tierra, bajo la tierra,/ en varios países, en poemas, en cuadros...".

Feliz premio, poeta Zagajewski, con algo de retraso.

20.4.15

La lectura

Muy interesante reflexión de César Antonio Molina el sábado en el país. A vueltas con la lectura. Y algunas ideas muy sugerentes, en este mundo de hybris e inmediatez:

"Si para caminar en la vida necesitamos la pausa, la reflexión, el lento asimilar de cada concepto, pongamos en cuarentena todos aquellos instrumentos que apelan exactamente a lo contrario. La instantaneidad, la concurrencia efervescente de llamadas que diluyen nuestra atención, que tornan la contemplación en hiperactividad; que nos hacen ir de un lugar a otro, en un rumbo cada vez más errático, lo que tan poco tiene que ver con el inevitable sereno ritmo de saber. Madurar requiere de un tiempo."

No se pierda esta llamada de atención sobre "la lectura secuestrada"

31.1.14

A vueltas con VOX y los adjetivos

Las palabras se gastan, En especial los adjetivos. Cuando cualquier conducta es nazi, al final ninguna lo es en realidad. Pero, de camino al desgaste, ayudan a fijar marcos mentales. Y en esto, desde Gramsci y la hegemonía cultural, la izquierda siempre ha sido muy lista. 

Viene esto a cuenta porque ya son dos o tres las entrevistas en las que leo que le preguntan a Santi Abascal si su nuevo partido, Vox, "es un partido de extrema derecha". 

Vaya por delante que la presencia de personas como José Luis González Quirós en el partido deberían bastar, en mi opinión, para descartar como estúpido ese calificativo; pero creo que el ataque, el intento de enmarcarlos ahí, es una metáfora de una de las mayores anomalías, casi cuarenta años después de muerto el dictador, de la vida pública en España. La anomalía de que aquí nadie sea "de derechas" y que, para la izquierda, cualquier cosa a la derecha del centro oscila entre carcundia, extrema derecha, derecha extrema, reaccionario. Sólo así se construye un lenguaje en el que progresista es positivo y conservador es negativo...

Por lo que voy leyendo, yo sitúo a Vox más en la derecha que al PP, que desde 1989 se ubica (y gracias a eso ha ganado dos veces por mayoría absoluta) en el centro derecha. Es decir, si Vox se consolida, tendríamos en España un partido que se califica a sí mismo como un partido de derechas. Y no pasaría nada. También los hay de izquierdas, como los de IU. Bueno, algo pasaría: el PP tendría un flanco, el derecho, en el que por fin le saldría un competidor...

En fin, si de verdad alguien con dos dedos de frente me dice que son extrema derecha, que me diga entonces que son Falange o España 2000 o la Alternativa Española. O que me digan si de verdad creen que, con lo que sabemos a día de hoy, Vox es un partido homologable al Frente Nacional francés o la Interés Flamenco belga.

Pero no hay nada nuevo bajo el sol. Lo que hay es, como siempre, la insoportable arrogancia moral de la izquierda. Lo recordaba el otro día leyendo a César Antonio Molina cuando, en un ensayo en el cultural de ABC, citaba un texto de Orwell escrito en 1948:

Las palabras claves son "progresista", "democrático", y "revolucionario", mientras que los sambenitos se que hay que evitar a toda costa que cuelguen son "burgués", "reaccionario", y "fascista".

En España, su reflexión sigue plenamente vigente. 

30.1.14

Periodismo o lo que no quieren que se publique (I)

Parece que cesaron ayer a Pedro J Ramírez como director de El Mundo. Es una mala noticia. A ver si puedo reflexionar algo sobre ella. Entre tanto, recordaba la cita que César Antonio Molina (ya sé que me repito pero, a riesgo de ser cansino, cuanto más lo leo, menos me explico que fuera ministro con el presidente más inane de la historia de España) insertaba el otro día en su magnífico artículo en el Cultural de ABC sobre George Orwell:

"Periodismo es publicar lo que alguien no quiere que publiques. Todo lo demás son relaciones públicas".

En España sólo hay un periódico. Todo lo demás, son relaciones públicas y relaciones de poder. Y si no me creen, pregunten a La Casa Real, al Partido Popular, a Mariano Rajoy, a Ignacio González, a la UGT, a Rubalcaba, a la Munar, a los Pujol, y a todos los poderes llamados fácticos. A ver cuántos periódicos han publicado de manera sistemática cosas que alguien "no quiere que publiques"

Pedro J Ramírez se va y todos ellos están de enhorabuena. 

Nosotros, (seamos quienes seamos) no.

15.8.11

Cine, antes de marchar

Nos íbamos de Madrid pero había que darle un último vistazo al cine. Poca cosa de interés en las carteleras, así que descartando nos fuimos a ver el caso farewell. La historia es buena y la película prometía: Vladimir Vetrov, un hombre que delató a los suyos para conseguir un futuro mejor para sus hijos. Perder para ganar siempre. Un coronel de la inteligencia soviética que ofrece gratis información a occidente para conseguir que el sistema caiga. La Unión Soviética implosionó porque muchos de sus ciudadanos no creían en aquella farsa. La película es francesa, y eso me llenó de prevención. Como es de allí, efectivamente, a lo largo de la misma se ven crecer las plantas. Le falta ritmo. Y esa es su gran pega. Kusturica hace un buen papel, la verdad, y mira que también me daba apuro pensar en él como protagonista. De fondo, la terrorífica razón de Estado, la guerra fría en los ochenta y la sensación de que todo el universo soviético era una mentira que sólo se tragaban los más bobos, muchos de ellos españoles, por cierto.
Salgo del cine y recuerdo aquel lamento de Brezhnev después de una reunión del Comité Central: pañales, camaradas, en las tiendas no hay pañales, dijo casi entre lágrimas, en un momento histórico en el que tenía edad de usarlos. Pienso en el golpe de estado bolchevique. Pienso en Keresnky, en la Rusia que pudo haber sido, en la Rusia que marchó exiliada, con Irene como metáfora, y recuerdo la sentencia de Bagehot cuando decía que en política, todo lo que no es necesario, es peligroso. No eran necesarios los bolcheviques. Por eso fueron tan peligrosos.

PS: A comienzos de los treinta se promulgó una ley de “densificación” de la habitabilidad de las viviendas. Las autoridades soviéticas pensaban que una sola habitación era suficiente para dormir, trabajar, reposar, comer y recibir visitas. Así pues, los apartamentos se transformaron en comunas.
Molina, Cesar Antonio: Lugares donde se calma el dolor. Barcelona, Destino, 2009. Página 273

6.8.10

Un libro para viajar por el mundo conocido...

Acabo con el libro de César Antonio Molina. Irregular, al menos para mi corta erudición. Un viaje que en algunos tramos se hace fascinante. Ir recorriendo, por todo el globo, lugares míticos de autores o de la literatura universal. Arrancamos en el sur de Italia y ahí voy perdido, no soy capaz de comprender lo que dice, no conozco a los autores. Mi escasa cultura clásica, fruto de una educación ya convenientemente sindicalizada en democracia. La vida del príncipe de Lampedusa y los lugares del Gatopardo. Me siento más cercano en Trieste, con Joyce y los años allí pasados. Fantástico Los muertos, ya lo dije, esa nieve que empezaba a caer en Irlanda y que cubre le nefasto siglo XX. Aparece Magris en escena y me acuerdo de Jesús, claro. Vuelvo a perderme con Rilke y nos vamos a Rusia: San Petersburgo antes que Moscú, claro. Hubo una Rusia que pudo haber sido de otra manera. Se ve, ahora lo tengo claro, desde la Perspectiva Nevski. Hay que ir. El dolor de Ajmatova, la locura del comunismo. De repente, Ivo Andric. Al que yo conocí. Recuerdo un día, saliendo del Prado, el único día que lo vi. Iba con el libro de Andric que yo le había regalado. Supongo que ahí empezó la transferencia. Se empieza compartiendo un libro, a continuación se comparte la cama y, a poco que te descuides, acabas compartiendo la vida. Espero que sí. Me voy de Bosnia, recordando la frase de Jesús: para entender lo de los Balcanes hay que ir a Andric. Llego a Brasil. Acaba de morir Zweig. Es impresionante, esta parte del libro parece un índice de mis lecturas de los últimos años. Dónde murió, y cómo. Y las disputas póstumas con Arendt. Uno hombre que nunca quiso ser judío hasta que lo obligaron. La religión como una cárcel. Igual que la identidad. Yo no querría ser ni español, ni católico, ni siquiera, ya ven, sanabrés. La identidad limita. Y como ando leyendo a Espronceda, tengo claro que “yo aquí tengo por mío cuanto abarca el mar bravío”.
Ahora nos vamos a Nueva York. Donde murió Poe, Donde Lorca (me niego a llamarlo Federico) escribió algunos de sus más hermosos poemas). La capital del mundo. Auden, que tanto me enseñó en los oscuros meses de este otoño. Ahora nos vamos a Pequín. Aquí también he estado, le digo al autor. La Ciudad Prohibida. Ahora a Bombay, la ciudad más abierta del la India Los mazdeistas. Y finalmente Praga. Estos viajes acaban siempre en centro Europa. Kafka, pero no sólo. Hubo un mundo que pudo haber sido de otra manera, que no lo fue, es cierto, pero que lo pudo haber sido. Igual que mi vida, igual que otras vidas.
Un mundo sin naciones. Con lealtades éticas. Sin tribus, sin banderas.
Un libro magnífico, lector, aunque el autor no sea fácil de seguir en su agotador viaje.

PS: "Si la voluptas incita al tedio y provoca el somnus, la lectura invita al otro mundo. Leer es participar del áphatos, es decir, de los invisible. Leer es seguir con los ojos la presencia invisible, y con los oídos la voz o las voces que regresan del más allá del silencio del propio autor. Aquel cuya historia leemos está más cerca de uno mismo que uno mismo. Septimio pronunció una frase tremenda: “el que escribe sodomiza, el que lee es sodomizado
Molina, Cesar Antonio: Lugares donde se calma el dolor. Barcelona, Destino, 2009. Página 353

PD: En Burgos. Cabeza de Castilla